Los adoradores, una vez celebrado el Sacrificio eucarístico, permanecen durante la noche por turnos ante el Sacramento, rezando la Liturgia de las Horas y haciendo oración silenciosa.
Los fines de la AN son los mismos de la Eucaristía. Son aquellos fines de la adoración eucarística ya señalados por la Bula Transiturus de 1264, por el concilio de Trento, por la Mediator Dei o en la Eucharisticum mysterium: adorar con amor al mismo Cristo; adorar con Cristo al Padre «en espíritu y en verdad»; ofrecerse con Él, como víctimas penitenciales, para la salvación del mundo y para la expiación del pecado; orar, permanecer amorosamente en la presencia de Aquel que nos ama...Éstos fines son los que una y otra vez han subrayado los Papas al dirigirse a la AN:«El alma que ha conocido el amor de su divino Maestro tiene necesidad de permanecer largamente ante la Hostia consagrada y de adoptar, en la presencia de la humildad de Dios, una actitud muy humilde y profundamente respetuosa» (Pío XII, Alocución a la AN, Roma, AAS 45, 1953, 417).«La presencia sacramental de Cristo es fuente de amor. Amor, en primer lugar al mismo Cristo. El encuentro eucarístico es un encuentro de amor... Y amor a nuestros hermanos. Porque la autenticidad de nuestra unión con Jesús sacramentado ha de traducirse en nuestro amor verdadero a todos los hombres, empezando por quienes están más próximos» (Juan Pablo II, Alocución a la AN, Madrid 31-X-1982). En la adoración eucarística y nocturna, los fieles se unen profundamente al Sacrificio de la redención -centro absoluto de la vigilia-, acompañan a Jesús en su oración nocturna y dolorosa de Getsemaní:«Quedáos aquí y velad conmigo... Velad y orad, para que no caigáis en tentación... En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían sobre la tierra» (Mt 26,38.41; Lc 22,44).Los adoradores alaban al Señor y le dan gracias largamente. Le piden por el mundo y por la Iglesia, por tantas y tan gravísimas necesidades.«En esas horas junto al Señor, os encargo que pidáis especialmente por los sacerdotes y religiosos, por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada» (Juan Pablo II, ib.).Los adoradores, en las vigilias nocturnas, permanecen atentos al Señor de la gloria, el que vino, el que viene, el que vendrá.«¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada!. Yo os aseguro que él mismo recogerá su túnica, les hará sentarse a la mesa y se pondrá a servirles. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!» (Lc 12,37-38).Los adoradores, perseverando en la noche a la luz gloriosa de la Eucaristía, esperan en realidad el amanecer de la vida eterna, de la que precisamente la Eucaristía es prenda anticipada y ciertísima:«La sagrada Eucaristía, en efecto, además de ser testimonio sacramental de la primera venida de Cristo, es al mismo tiempo un anuncio constante de su segunda venida gloriosa, al final de los tiempos.«Prenda de la esperanza futura y aliento, también esperanzado, para nuestra marcha hacia la vida eterna. Ante la sagrada Hostia volvemos a escuchar aquellas dulces palabras: "venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré" (Mt 11,28)» (Juan Pablo II, ib.).
Fines complementarios.
La AN no agota su finalidad con la pura celebración de las vigilias mensuales. A ella le corresponde también, por Estatutos, promover otras formas de devoción y culto a la sagrada Eucaristía, siempre dentro de la comunión de la Iglesia y la obediencia a la Jerarquía apostólica.Los adoradores, pues, cada uno en su familia, en su parroquia o allí donde puedan actuar -colegios, asociaciones laicales y movimientos, etc.-, han de promover la devoción a la Eucaristía y el culto a la misma. Ésta es la proyección apostólica específica de la AN. Otras actividades apostólicas podrán ser cumplidas por los adoradores en cuanto feligreses de una comunidad parroquial o miembros de determinados movimientos laicales. Pero en cuanto adoradores han de comprometerse en el apostolado eucarístico. Señalaremos, a modo de ejemplo, algunos de los objetivos que los adoradores deben pretender con todo empeño, con oración insistente y esperanzada, y con trabajo humilde y paciente:-Practicar con frecuencia las visitas al Santísimo y difundir esta preciosa forma de oración. Esto ha de ir por delante de todo. El adorador nocturno ha de ser también un adorador diurno.-Conseguir que, según lo que dispone la Iglesia (Ritual 8; Código 937), haya iglesias que permanezcan abiertas durante algunas horas al día, de modo que no se abran sólo para la Misa o los sacramentos. Al menos en la ciudad y también en los pueblos más o menos grandes, en principio, es posible conseguirlo. Éste es un asunto muy grave. La vida espiritual del pueblo católico se configura de un modo u otro según que los fieles dispongan o no de templos, de lugares idóneos no sólo para la celebración del culto, sino para la oración. El Ritual de la dedicación de iglesias manifiesta muy claramente que las iglesias católicas han de ser «casas de oración».-Procurar la dignidad de los sagrarios y capillas del Santísimo.-Fomentar en la parroquia, de acuerdo con el párroco y en unión si es posible con otros adoradores, algún modo habitual de culto a la Eucaristía fuera de la Misa: exposiciones del Santísimo diarias, semanales o mensuales, celebración anual de las Cuarenta Horas, o en fin, lo que se estime más viable y conveniente.-Promover en alguna iglesia de la ciudad alguna forma de adoración perpetua durante el día. Los adoradores activos, y también los veteranos, han de ofrecerse los primeros para hacer posible la continuidad de los turnos de vela.-Cultivar grupos de tarsicios, es decir, de adoradores niños o adolescentes: animarles, formarles, guiarles en sus reuniones de adoración eucarística. San Tarsicio, en los siglos III-IV, fue un niño romano, mártir de la Eucaristía.-Difundir la devoción eucarística en colegios católicos, reuniones de movimientos apostólicos, Seminario, ejercicios espirituales, catequesis, retiros y convivencias.-Procurar que el Corpus Christi sea celebrado con todo esplendor, y guarde su identidad genuina, la que es querida por Dios, de tal modo que esta solemnidad litúrgica no venga a desvanecerse, ocultada por otras significaciones -por ejemplo, el Día de la Caridad-. Por muy valiosas que sean estas otras significaciones, son diversas.Insistamos en lo primero. Si un adorador tiene de verdad amor a Cristo en la Eucaristía, si quiere ser de verdad fiel a su propia vocación, la que Dios le ha dado, ¿cómo podrá limitar su devoción y acción a una vigilia mensual?
Vigilias mensuales
Las vigilias mensuales se celebran normalmente en una iglesia fija, que puede ser una parroquia, un convento o a veces, donde existe, el oratorio propio de la AN. Y tienen «una duración mínima de cinco horas de permanencia, incluida la santa Misa». En ocasiones, ese tiempo se verá reducido, cuando, por ejemplo, es el grupo muy pequeño y no es posible establecer varios turnos sucesivos de vela.En la vigilia un sacerdote celebra la Eucaristía y, si le es posible, administra antes el sacramento de la penitencia a los adoradores que lo desean, les acompaña en la vigilia, y da la bendición final con el Santísimo. Está prevista, sin embargo, la manera de celebrar vigilias sin sacerdote, allí donde por una u otra razón no hay uno disponible.Notas esenciales de la AN son tanto la nocturnidad como la adoración prolongada, que para poder serlo se realiza normalmente en turnos sucesivos. Es la modalidad tradicional que el mismo Ritual de la Iglesia recomienda, en referencia a comunidades religiosas:«Se ha de conservar también aquella forma de adoración, muy digna de alabanza, en la que los miembros de la comunidad se van turnando de uno en uno o de dos en dos, porque también de esta forma, según las normas del instituto aprobado por la Iglesia, ellos adoran y ruegan a Cristo el Señor en el Sacramento, en nombre de toda la comunidad y de la Iglesia» (90). Las vigilias de la AN se desarrollan siguiendo un Manual propio que es bastante amplio y variado -la edición española tiene 670 páginas-, en el que se incluyen un buen número de modelos de vigilias, siguiendo los tiempos litúrgicos, en las diversas Horas. Recoge también otras oraciones y cantos.
lunes, 24 de marzo de 2008
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